El síndrome de La Habana es un conjunto de síntomas médicos que diplomáticos estadounidenses han manifestado desde 2016. Empezó en la Embajada de Estados Unidos en Cuba, cuando veintiún personas experimentaron náuseas, mareo, dolor de cabeza y de oído y fatiga tras escuchar un sonido agudo. Al principio creyeron que el Gobierno cubano estaba detrás, pero en 2018 ocurrió lo mismo en la Embajada estadounidense en China. Desde entonces se han reportado cientos de casos en distintos países.
Durante este periodo, Estados Unidos y la Unión Soviética exploraron el uso de armas sónicas para fines militares, en concreto armas de microondas. Creían que la energía electromagnética de baja frecuencia que irradiaban podía confundir al cerebro y convencerle de que escuchaba sonidos normales, como palabras, aspirando así al control mental. De hecho, Moscú dirigió ondas de baja frecuencia contra la Embajada estadounidense en el país desde 1953 hasta 1976, pero sólo causó mareos, jaquecas y dolores de oído a su personal.
Un comité de expertos de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EE. UU. concluyó en diciembre de 2020 que la energía de microondas (específicamente, energía de RF pulsada dirigida) “parece haber sido el mecanismo más plausible para explicar estos casos que el comité consideró”
MICROONDAS
En una entrevista de 2018, Douglas H. Smith, coautor del estudio de JAMA, afirmó que las microondas eran “consideradas como el principal sospechoso” subyacente al fenómeno.3 Un estudio de 2018 publicado en la revista Neural Computation por Beatrice Alexandra Golomb rechazó la idea de que un ataque sónico fuera la fuente de los síntomas y concluyó que los hechos eran consistentes con la exposición pulsada a radiofrecuencia/radiación de microondas (RF/MW) como fuente de lesión. Golomb escribió que la naturaleza de los ruidos reportados por los diplomáticos era consistente con los sonidos causados por RF/MW pulsados a través del efecto Frey; que los signos y síntomas declarados por los diplomáticos coincidían con los síntomas de la exposición a RF/MW (problemas de sueño, cognición, visión, equilibrio, habla; dolores de cabeza; sensaciones de presión o vibración; hemorragias nasales; lesión cerebral e inflamación cerebral); que el “estrés oxidativo proporciona un mecanismo documentado de lesión por RF/MW compatible con los signos y síntomas notificados”; y que en el pasado, la embajada de Estados Unidos en Moscú ya había sido objeto de un ataque a través de microondas.56 El neurocientífico Allan H. Frey, que da nombre al efecto Frey, consideró plausible la teoría de las microondas.
Las microondas son omnipresentes en la vida moderna. Las ondas de radio cortas alimentan radares, cocinan alimentos, transmiten mensajes y conectan teléfonos móviles con torres de antena. Son una forma de radiación electromagnética en el mismo espectro que la luz y los rayos X, sólo que en el extremo opuesto.
Mientras que la transmisión de radio puede emplear ondas de una milla o más de longitud, las microondas varían en tamaño desde aproximadamente un pie hasta una pequeña fracción de pulgada. Se consideran inofensivos en usos cotidianos como los alimentos para microondas. Pero su diminuto tamaño también permite un enfoque preciso, como cuando las antenas parabólicas convierten rayos desorganizados en haces concentrados.
ARMAS SÓNICAS
Pero durante años, el sonido se ha utilizado como un arma no letal, aunque potencialmente dañina. En todo el mundo se utilizan distintos tipos de dispositivos sónicos para controlar multitudes, proteger zonas de ataque e incapacitar a soldados o trabajadores.
A continuación se muestran algunos ejemplos de dispositivos que utilizan el sonido para dispersarse o atacar:
Dispositivos acústicos de largo alcance.
Desde principios de la década de 1990, los dispositivos acústicos de largo alcance, también conocidos como LRAD, han ayudado a las autoridades a controlar multitudes, especialmente manifestantes. Emiten un sonido fuerte y doloroso a larga distancia y hacen que la gente huya.
En Estados Unidos, la policía utilizó este tipo de dispositivos durante las manifestaciones en la cumbre del G20 de 2009 en Pittsburgh. También se utilizaron más recientemente, durante las protestas de 2014 en Ferguson, Missouri, tras la muerte a tiros de Michael Brown.
La popularidad de los dispositivos entre las fuerzas del orden ha aumentado ahora que LRAD Corporation, la compañía que creó originalmente el dispositivo, ahora los vende a más de 70 países, dijo la compañía en un informe financiero reciente.
EFECTOS
Efectos del Síndrome de La Habana (Havana Syndrome)
El Síndrome de La Habana es una condición reportada por diplomáticos estadounidenses y canadienses desde 2016, que incluye síntomas neurológicos y físicos inexplicables. Si bien su origen ha sido objeto de controversia, una línea creciente de evidencia apunta al uso de armas de energía dirigida, como microondas o radiofrecuencia de alta intensidad.
1. Efectos Fisiológicos y Neurológicos
Los síntomas más comúnmente reportados incluyen:
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Dolor de cabeza intenso y persistente
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Mareos, náuseas y pérdida del equilibrio
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Presión en el cráneo, zumbidos o sonidos localizados (sin fuente externa aparente)
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Tinnitus (pitidos constantes en los oídos)
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Problemas cognitivos: pérdida de memoria, niebla mental, dificultad para concentrarse
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Trastornos del sueño e insomnio
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Deterioro en la visión y sensibilidad a la luz o al sonido
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En algunos casos, daño cerebral detectable mediante imágenes médicas avanzadas (como resonancia magnética funcional)
Estos efectos han persistido durante meses o años en algunas víctimas, afectando profundamente su calidad de vida.
2. Efectos Psicológicos y Sociales
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Ansiedad, estrés postraumático y paranoia inducida: muchas víctimas experimentan un deterioro en su estabilidad emocional, exacerbado por la incertidumbre sobre la causa real de su condición.
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Estigmatización institucional: en varios casos, los denunciantes fueron inicialmente tratados con escepticismo o incluso acusados de sufrir trastornos psicosomáticos, lo que provocó aislamiento y pérdida de credibilidad profesional.
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Interrupción de carreras diplomáticas y familiares: varias víctimas han debido retirarse del servicio exterior por razones médicas, con un impacto personal y profesional considerable.
3. Efectos Políticos y de Seguridad
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Escalada diplomática: el incidente afectó las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, así como con otros países donde se han reportado casos similares (China, Rusia, Austria, Colombia, entre otros).
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Investigaciones a nivel de inteligencia y defensa: agencias como la CIA, el FBI y el Departamento de Defensa han investigado posibles tecnologías hostiles utilizadas contra funcionarios del gobierno.
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Reconocimiento institucional parcial: aunque no se ha identificado públicamente un culpable, informes como el del Comité de Inteligencia de EE. UU. (2023) reconocen la posibilidad de armas de energía dirigida como causa plausible en ciertos casos.
4. Implicancias para los Derechos Humanos y la Bioética
El Síndrome de La Habana refuerza denuncias previas de víctimas civiles de acoso electrónico, al demostrar que:
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Existen tecnologías capaces de afectar el sistema nervioso central sin contacto físico.
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Las agencias de inteligencia y defensa han tomado estos incidentes en serio, aunque con gran secretismo.
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Aún no existe legislación clara ni transparencia sobre la experimentación o uso de este tipo de armamento no convencional, lo cual genera un vacío legal alarmante.
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Su uso contra civiles sería constitutivo de tortura y violaciones a los derechos fundamentales, tal como establece la Convención contra la Tortura de las Naciones Unidas.